Se dice que cuando somos niños, es la época de la vida en la que concentramos mayor carga creativa en nuestra mente, debido a que por la corta edad, no somos tan cuidadosos ni vivimos con ese pudor con el que diariamente, conviven los adultos. Durante esta etapa de la vida, nuestras acciones son más naturales, espontáneas y muestran cómo somos en realidad por dentro, sin misterios ni ninguna clase de dudas.
Muchas de estas acciones, van enmarcadas en habitualidades que una vez que las recordamos en nuestra vida adulta, nos generan gracia por lo poco capaz que seriamos de hacerlo actualmente, pero sabiendo y entendiendo, que esas enseñanzas o experiencias, nos formaron en los seres humanos que somos en el presente.
1. En nuestra niñez, la tapa superior que envolvía al yogurt era retirada y depositada en la basura estando más limpia que originalmente, gracias a nuestra… lengua
2. Era, y en algunos casos sigue siendo una necesidad incomprendida rosar nuestras manos al pasar por una valla o portón.
3. Sujetar con los dientes el cierre de la chaqueta mientras lo subíamos y bajábamos era un impulso difícil de reprimir
4. Jugar con las mascotas tampoco podía faltar, e introducir nuestro dedo en la boca del gato era muy común… y divertido
5. Al cruzar la calle en un paso peatonal, acostumbrábamos (y lo seguimos haciendo) pisar solamente sobre el rayado blanco.
6. Nuestras uñas y las raspaduras de pintura de una pared tenían una conexión poco entendible
7. Aún al día de hoy, caminar por la calles sin tocar la grietas sigue siendo una tradición
8. Crear una especie de aro con nuestros dedos mientras el agua pasaba por el medio era una de nuestras mejores cualidades
9. Durante la temporada invernal, nuestras botas eran el mejor y más utilizado instrumento para romper el hielo formado en el suelo
10. La fascinación por los imanes, nos hacía intentar unir sus dos polos
11. Acompañar y simular el ritmo musical de una canción con solo sonar el clic de los bolígrafos retráctiles
12. Pararnos frente al ventilador y hablar/cantar para cambiar nuestra voz es una pasión que algunos seguimos haciendo
13. El helado se podía acabar, pero la paleta seguía estando en nuestra boca
14. Los calcetines no solo eran una prenda de vestir, también servían de envase de agua en la ducha
15. Cuando la hora del reloj se ‘alineaba’, era el momento idóneo para pedir un deseo
16. Las galletas tenían múltiples usos, uno de estos, era servir de emparejados con mantequilla o chocolate
17. Hacer que los dientes de león volaran al soplarlos y pedir un deseo en el proceso
18. Una hoja podía suponer largas horas de distracción, mientras intentábamos retirar su parte más gruesa y que solo quedase el esqueleto
19. Mientras utilizábamos el teléfono de casa, era habitual drenar la tensión escribiendo figuras sin sentido sobre una hoja de papel
20. Doblar la última hoja que leímos de un libro para no olvidarlo, sigue siendo una acción bastante realizada en el presente