La parábola budista que nos enseña a ignorar a ciertas personas y ser más felices

Muchas de las relaciones interpersonales que nos rodean, pueden traernos la misma cantidad de alegrías, como de desaciertos y malos ratos. Pero en el artículo que hemos traído para ti hoy, a través de una parábola, aprenderás como el acto de ignorar es la mejor solución ante los problemas.

Hace mucho tiempo un hombre se acercó a un Buda y sin mediar ni explicar, simplemente le escupió la cara. Sus discípulos se enojaron mucho, incluso el más cercano se ofreció a golpearlo. A lo que el Buda respondió con suma tranquilidad: Tranquilo, yo me encargo de hablarle.

Fue así como, con una señal de reverencia, el Buda se acercó al hombre y le dio: No puedo sino agradecerte lo que acabas de hacer, ya que me sirvió para darme cuenta de que la ira ya no forma parte de mí. Gracias.

Este ejemplo le da un significado mucho más amplio a la palabra ignorar, que muchas veces asociamos con conceptos equívocos. Ignorar no es solamente dejar de tomar en cuenta a algo o a alguien, sino que va mucho más allá en el sentido de no permitir que situaciones, personas e incluso actitudes, desequilibren nuestro mundo interior.

 

De esta forma, es necesario aprender a ignorar las críticas destructivas ya que todo aquello que no nos permita construir y crecer, no es necesario. También debemos ignorar las malas acciones, y no dejar que ellas puedan influir en nuestros estados de ánimo perturbando nuestro equilibrio emocional.

 

Por último las manipulaciones, y así poder sentirte en plena libertad y consciencia de tomar las decisiones que mejor favorezcan tu vida y tu entorno. Esto no quiere decir que no esté bien sentirnos mal si algo os afecta, lo que no está bien es dejar que ese algo nos altere más de lo que debería. Debemos concientizar, superar y seguir adelante.

La técnica perfecta para aprender a ignorar es la aceptación radical, que forma parte de la Terapia Dialéctica Conductual que ideó la doctora Marsha M. Linhean, psicóloga en la Universidad de Washington. En esta terapia se centra en la filosofía budista estableciendo como punto principal, la regulación emocional colocando por encima sentimientos como la tolerancia, ante situaciones de angustia.

Por esta razón, la aceptación radical es fundamental dado que ella permite asumir una situación sin tener la necesidad de juzgarla.

Cuando practicas la aceptación radical simplemente asumes lo que ha ocurrido, sin entrar en juicios de valor. Al asumir una distancia psicológica creas un escudo a tu alrededor que te brinda la oportunidad de responder a esa situación de manera que no te pase una factura emocional.

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