Hay que aceptar que la pereza tiene cierto toque interesante que a todos nos llama un poco la atención. Y es que cuando tenemos tanta pereza de hacer una actividad, lo que nos salga de eso siempre va a estar bien en nuestra mente. Y la verdad es que de vez en cuando un poco de pereza al año no hace daño, pero cuando ser un holgazán cruza los límites de lo impensable, llegamos a salirnos por completo de nuestro zen.
Además, debemos saber que hay ciertos tipos de pereza, pues está aquella que se relaciona a no querer hacer ningún tipo de actividad física ya que simplemente nos da flojera salir de nuestra zona a realizar algo que no queremos, pero hay otra que está estrechamente ligada a la falta de voluntad que invade nuestro cuerpo y realmente elegimos no más hacer las cosas sin ganas.
Sea cual sea la causa de la pereza puede ser algo increíblemente irritante para quien sufre los estragos que esta puede producir, y si eres de los que se alteran con facilidad pues prepárate para lo que estás a punto de presenciar en nuestra galería del día de hoy, ya que a continuación te vamos a mostrar 19 personas que rayaron en la holgazanería, pues tenían solo un trabajo por hacer y lo hicieron con la menor voluntad.
¿Será mucho trabajo devolverlo al lugar al que pertenece?
Mi vecina decide que es buena idea tirar la caca de su perro en el mismo árbol todos los días cuando lo saca a pasear.
Es por eso que no hay que ser un holgazán y siempre hay que devolver el carrito de compras a su lugar.
Al parecer mi compañero de cuarto piensa que es mejor idea tirar la vajilla que lavarla.
Ir al gimnasio y encontrar todo fuera de su lugar porque a alguien le dio flojera ponerlo en su sitio es una forma increíble de arruinar mi día.
Esto lo que nos produce es la peor de las vergüenzas.
La persona que se dedica a guindar en la reja del parque la caca de su perro merece estar en prisión por holgazán.
A esto es lo que podríamos llamar sufrir del síndrome de la pereza extrema.
La verdad es que ya se me quitaron las ganas de comer carne para la cena.
La señora que vive al lado de nuestra casa se niega a quitar los botes de basura de su estacionamiento y le parece una mejor idea estacionarse en nuestro jardín.
Esa fue la mejor forma que tuvo mi esposo para terminar de pintar la pared de la entrada.
Una razón muy importante para quitar los hilos después de pescar.
Pintar la pared encima de bichos muertos definitivamente es otro nivel de pereza.
Eso le pasa por ignorar el aviso que decía “no pase” y no querer llevar sus cosas en carretilla.
¿Esto que estamos viendo es real o es mi imaginación?
Me causa un TOC ver cómo mi esposa no termina de tapar bien los envases de la nevera.
A alguien por aquí le costaba demasiado caminar un poco para llevar a su hijo al parque.
Esto me hace reconsiderar la idea de tener compañeros de piso.
Díganme que no soy la única persona que le molesta este desorden.