Lo cuidaba de niño y cuando creció le regaló una casa y su primer viaje en avión en agradecimiento

Las vivencias de nuestra niñez suelen marcar de alguna manera nuestras vidas. Ya sean positivas o negativas, son esos recuerdos que nos trasladan a los años de nuestra infancia los que nos llenan de nostalgia y que llevaremos grabados para siempre en la memoria. Eso fue precisamente lo que vivió Henry Mutebe, un hombre cuyo padre murió cuando él era tan solo un pequeño y quedó a cargo de su madre junto con sus hermanos.

Sin embargo, las circunstancias de la vida y la abultada cantidad de trabajo que llevaba la madre de Henry lo llevaron a pasar su infancia en un internado en el cual no podía ser visitado por su mamá por falta de tiempo. Pero la agradable sorpresa que recibía Henry todos los domingos era la visita de un anciano proveniente de la aldea de la que era oriundo el niño, la cual tuvo sin falta por tres años seguidos.

Debido a eso fue que el muchacho 30 años después de todo esto, ya convertido en un hombre quiso cumplirle a su viejo amigo su sueño de viajar en avión juntos. Es sí cómo esta adorable historia ha tocado los corazones de los internautas, cuando conocieron la anécdota contada por este joven de Uganda, específicamente de una pequeña aldea llamada Nabitovu Village, subcondado de Nambale en el distrito de Iganda, pues la escuela a la que asistía Henry solamente se podía recibir visitas los días domingos, a las que su mamá solamente pudo ir dos veces debido  a su ajetreada agenda laboral.

Fue así como la primaria Nambale se convertiría en el hogar del muchacho, y domingo a domingo se alegraba al ver llegar a un anciano llamado Wilson Dhabangi, a quien siempre se le veía en la aldea manejando bicicleta mientras transportaba pasajeros  para obtener su sustento. No obstante, Wilson poco a poco fue perdiendo su trabajo ya que con el tiempo las personas preferían andar en motocicletas, y con 50 años de edad vestía siempre la misma camiseta rota y pantuflas viejas.

Lo que nadie se esperaba era que, Wilson al ver la situación de la madre de Henry, tomó la decisión de acompañarlo durante su solitaria estadía en el colegio sin faltar ni un solo domingo. Y es que a este señor no le importaba el clima o condiciones de salud, pues nunca dejó de visitar a Henry mientras estuvo en el internado durante tres años seguidos.

En el relato que Henry quiso compartir con sus seguidores comenta la larga travesía que hacía Wilson para visitarlos, pues recorría 3 horas de camino en bicicleta, pasaba puentes rotos y superaba cualquier adversidad de los caminos accidentados que se le presentaban. Aun con lluvias torrenciales y con el agua hasta los tobillos, Wilson no le fallaba  a su pequeño amigo cada domingo de visita.

De todo esto Henry tiene hermosos recuerdos, por lo que comenta: “Me dijo que si trabajaba duro y escuchaba a los maestros, volaría en aviones y viajaría a diferentes lugares. Dijo que si tenía éxito, incluso las personas como él que nunca recibieron una educación tal vez tendrían la oportunidad de volar. Por alguna razón, siempre enfatizó el tema de volar.”

Entre las muchas cosas que Wilson le enseñaba a Henry, él siempre recuerda la frase “lee mucho”, ya que el anciano  nunca aprendió a leer y no quería que Henry terminase de la misma forma. Fue entonces 27 años después que Henry quiso retribuir a su viejo amigo un poco del cariño que le dio cuando más lo necesitaba preparando una sorpresa.

Y es que Henry no sólo preparó el regalo para Wilson sino también para Rebecca Mukyala, una mujer de 51 años quien también apoyó tanto a su madre como a sus hermanos durante la dura y solitaria niñez que tuvieron. Así fue como el hombre reunió el dinero necesario luego de trabajar muchísimo en ello, para comprar los boletos y poder viajar en avión junto a sus dos amigos. De esa manera Henry los sacó de la aldea, sin que ellos sospecharan nada, para finalmente decirles cuál era su verdadero propósito.

Además de llevarlos de viaje, Henry relató su historia a Uganda Airlines, quienes no dudaron ni por un segundo en hacer mucho más placentera la travesía pasándolos a primera clase, luego de haberse conmovido con la anécdota que este hombre les había contado y el sueño que quería cumplirles a sus viejos amigos: Rebecca y Wilson finalmente viajarían en un avión como tanto anhelaban.

“En el camino, Wilson me hizo mil preguntas asombrado por la tecnología y la sensación de estar en un avión. Lloró en algún momento mientras también reía. Cuando aterrizamos en el aeropuerto Jomo Kenyatta, muchos pasajeros fueron muy amables. Vinieron y agradecieron al anciano y a Rebecca. También me felicitaron por no olvidar a este hombre. Me sentí tan humilde. ¿Cómo podría?”. Comenta Henry Mutebe con el corazón completamente conmovido.

Durante su travesía, Henry los llevó a visitar el centro de jirafas, donde pasaron la noche en Nairobi, Kenia, y lograron conocer el orfanato de animales y la ciudad entera. La verdad es que Henry confesó que jamás se olvidó de los cuidados no solo de Wilson sino también de su “Tía Becca” como cariñosamente la llama y de todas las enseñanzas que ambos dejaron en él.

No obstante, la cosa no se queda hasta acá, ya que muchas personas al verse conmovidas con la hermosa historia, tomaron la iniciativa de hacer una recaudación de fondos para reunir el dinero suficiente y poder construir una casa para cada uno de ellos. Y quienes también decidieron sumarse a la campaña fue Uganda Airlines, quienes dieron inicio a la construcción de ambas viviendas valoradas en 350 millones de chelines ugandeses (98 mil dólares aproximadamente).

Además, varias empresas privadas quisieron poner su grano de arena, donando pintura, cemento, ofertas de energía solar, y hasta un proyecto de capacitación para el cultivo de hongo Agromush, lo que no solo dará beneficio a la construcción de las viviendas de Wilson y Rebecca, sino también a toda la comunidad de la aldea. De esta manera podríamos decir que esta extraordinaria historia tiene un final que apenas es un comienzo, y que va más allá de ser feliz.

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